Con cuanta fachada carente de luz, de transparencia nos encontramos cuando caminamos al trabajo, cuando damos paseos, o simplemente en nuestro día a día. Igual es una imagen de película esos grandes rascacielos forrados con aluminio y vidrio, pero puede ser un recurso muy atractivo en la arquitectura cotidiana. La solución: un muro cortina o fachada de vidrio.
Los muros cortina presentan diferentes tipologías, como los que llevan tapetas o los que no, los sujetos con rótulas y grampones o incluso, fachadas ventiladas.
La base de este elemento de fachada radica en realizar una retícula de aluminio de montantes y travesaños, terminando el revestimiento con vidrios de diferentes espesores y acabados.
El coste de esta solución es más caro que la solución tradicional de bloque o ladrillo y sus correspondientes revestimientos en ambas caras, pero no sólo hay que quedarse con el concepto de la inversión inicial, sino valorar el coste de mantenimiento y un coste que no se suele tener en cuenta, la satisfacción de diseñar, construir o vivir en elementos arquitectónicos con estilo, con personalidad, con su propia seña de identidad que reflejan ser una anomalía entre la arquitectura de vpo o low-cost.
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